Bésame por si acaso

La amo, a toda ella, raspitas incluidas. Cinco horas de espera a la puerta del hospital pasando frío. Y luego, únicamente risas. Si eso no es amor...

Amigos, de los buenos, en la agenda y por sorpresa, del día a día o del mes a mes o del año al año. Todos condensaditos en un sólo día, toda mi vida de los últimos años a través de sus miradas y de sus palabras e, inevitablemente, de las ondas cibernéticas. Cris con su apoyo logístico y ayuda habitual; el Borrachuzo con sus problemas "paralelos" desde Australia; Pingui siempre atenta; Sardi wherever; Diego con su magia habitual que a pesar de tanto tiempo no deja de sorprenderme; Palomita que me ha traído la alegría de lo inesperado; Iker reivindicando las tradiciones de este año tan intenso y Meri -que parece que me huele- y su plural mayestático que me esperaban en casa para darme un achuchón al calor del amor casero e incondicional de la comuna.

Dentro de dos semanas comienzo mi aventura marroquí. Nueve meses para descubrir el pulso de un país, su olor, sus colores y sabores, su tacto. Mientras tanto, voy empaquetando mi vida madrileña para que no se me olvide nada de lo que he vivido aquí. Voy guardando en mi mochila, uno a uno y con esmero, los recuerdos, las risas, las copas de vino, las sensaciones, mis lugares preferidos, los paseos, las conversaciones. Intento recordar a todas las personas inesperadas que se han colado en mi vida y todas las situaciones que me han cautivado y que me han calentado un poquito el corazón en este delicioso caos que ha sido mi vida del último año.

Me siento como imagino que se siente una novia celosa. No puedo soportar tener que pedir cita, dejar de estar en el top de tus prioridades, que no estés ahí siempre que te necesito. Menos mal que cada vez te necesito menos.