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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Nueve meses

A veces le das al play y la música te envuelve y te sientes como si estuvieras en casa. Y lo extraño se vuelve cálido, un escenario esperando que le demos vida, que pongamos la sonrisa, el latido, los nervios, las risas... y de repente estamos embarcados en una nueva aventura. Hace ya nueve meses que aterricé, de nuevo, en este Senegal que me da y que me quita la vida y algunas cosas han cambiado desde entonces, otras siguen cambiando y otras muchas cambiarán… Sigo teniendo muchas preguntas y muchas menos respuestas de las que necesito. A veces sé que hacer para decir que necesito una pista, una ayudita, y otras mis palabras se quedan justo en el cielo de mi boca sin osar derramarse al precipicio de las ondas. En estos nueve meses, que algunas de mis amigas han utilizado para traer al mundo a bebés preciosos a los que mimaré por encima de mis posibilidades y otras están a punto de hacerlo, me he hecho fuerte y débil y fuerte otra vez… y débil otra vez. Y aunque a v

Mon Michel à moi

Mi amigo Michel de A à Z escribe cuentos para niños tontos y adultos listos, y de vez en cuando también escribe alguno para adultos tontos.  Mi amigo Michel debería haber estudiado veterinaria o relojería aunque al final se acabó haciendo uno lío con los unos y los ceros y ahí se quedó para no complicarse la vida. Salvo por esos números creo que los demás no los maneja tan bien porque no sabe contar más de cien: empieza por 101, 102, 103 pero de repente dice 99! Y yo ya no sé qué orden está siguiendo, seguro que es uno que él entiende. A veces sus combinaciones, también las de palabras, me recuerdan las historias sobre la soledad de los números primos. A mi amigo Michel le gusta pescar y, como él dice, a veces se siente como un pescador de salmones que vuelve a casa con latas de atún de supermercado barato como único botín, y otras veces como el salmón que no llega al lado dulce donde nació y, por desidia o vete tu a saber qué, se dejar comer por otro animal -¡una osa!- s