Escribir para decirte que te he querido y que ya no te puedo querer
aunque quiera. Escribir para no llorarte, para no dejarte ocupar todo mi
espacio. Escribir para que alguien lo lea y, quizás incluso, lo entienda.
Escribir para que parezca que soy capaz de hacer algo interesante con la
energía que no uso ya en quererte. Escribir para decirte que hay quien entiende
aunque no escriba, aunque no lea, aunque no reciba explicaciones, aunque no me
quiera como tu. Escribir para intentar no guardarlo todo dentro y me colapse.
Escribir para que el alma haga gimnasia, para no beber, para no volver a
llamarte. Escribir para tener una buena excusa para pensar en ti y que se me
caigan las lágrimas y no pase nada. Escribir para que la próxima vez, si la
hubiera, me duela menos.
El mundo en 461 palabras
Para María y Julien Me gusta la gente que utiliza el lenguaje de manera exquisita. En el trabajo, en el día a día, en la literatura, en la vida, en las relaciones. Que le dan el sentido justo y certero a cada palabra que se engarza con la anterior y la siguiente como si fuera la única opción posible. Desde que puedo recordar siempre he estudiado cosas que tuviera relación con las palabras. En el instituto me decanté por letras puras, que se llamaba por aquel entonces el estudio de aquellas disciplinas ligadas a las artes y a la vida. Más tarde decidí seguir dando ese lugar privilegiado al escribir, al contar, al explicar cosas, hablar sobre lo que le pasa a la gente, quizás emocionar si había suerte. Y así fue como escogí el oficio de los que han dado en llamar plumillas. Queriendo conocer más a fondo el significado de cada cosa estudié y viví en otros idiomas. Mantuve muchas conversaciones para discernir qué lengua tiene más palabras, cuál las tiene m...
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