Escribir para decirte que te he querido y que ya no te puedo querer
aunque quiera. Escribir para no llorarte, para no dejarte ocupar todo mi
espacio. Escribir para que alguien lo lea y, quizás incluso, lo entienda.
Escribir para que parezca que soy capaz de hacer algo interesante con la
energía que no uso ya en quererte. Escribir para decirte que hay quien entiende
aunque no escriba, aunque no lea, aunque no reciba explicaciones, aunque no me
quiera como tu. Escribir para intentar no guardarlo todo dentro y me colapse.
Escribir para que el alma haga gimnasia, para no beber, para no volver a
llamarte. Escribir para tener una buena excusa para pensar en ti y que se me
caigan las lágrimas y no pase nada. Escribir para que la próxima vez, si la
hubiera, me duela menos.
Amor en tiempos del coronavirus (I)
Si cuando nos conocimos en 1994 alguien nos hubiera dicho que celebraríamos tus 40 confinados en casa por un virus mundial que amenaza el status quo de todo lo que conocemos hasta ahora, nos habría dado un ataque de risa y hubiéramos pensado que habíamos fumado demasiado! Y sin embargo aquí estamos, a 13 de abril de 2020. Con dos enan@s cada uno, unas parejas que probablemente (espero!) nos merecemos pero que no nos habríamos imaginado 26 años atrás, con más kilos y menos pelo, y celebrando por FaceTime (después de 15 años viviendo en todos lados, esto tampoco es demasiado raro...). Y con casi un mes de encierro detrás. 40 palos, 26 compartidos, toda una vida. Hemos vivido tantas cosas juntos! Nuestras movidas de adolescentes en Pineda, las risas, el monte, los vivacs, el Pozo Negro, las chorradas de unos y otros, los melones, los kalimotxos aquí y allá, las casas de mis abuelos, de tu hermana, las batallas de flores, las gaupasas, la comida de Pili, las txapas del desa...
Comentarios