Memorias de un cadaver, por Marcos Mendieta

Yo me creía un canalla
(mucho ruido y pocas nueces)
me di cuenta, y con creces,
que más bien antigualla.

Conocí a una pasiega
Camino del Polo Norte
Más asidua al pasaporte
Que al trabajo de labriega.

Le propuse que pidiera
Las copas, que yo pagaba.
Sólo en prenda reclamaba
Besos de barra y acera.

Se las quiso dar de fina
Preparándome un chupito
Half Loquillo, half de Fito
Y unas gotas de Sabina.

Sin probar
El champagne de la jet set
Nos hicimos con la fête
Hasta el final de la noche

Y al quedar
Los dos solos tête à tête
Y no habiendo internet
Navegamos en mi coche.

Exhaustos de tantos besos
Por toda la anatomía
Dormimos, y al mediodia
Nos amamos cual posesos.

Que bonita era la luna
De Estocolmo, en sus brazos
Nunca hubo dos arañazos
Hechos con tanta fortuna

Pero una noche en el polo
Conoció a un irlandés
Y al instante le dio el yes
Dejándome triste y solo

¡Yo que la hubiera invitado
a dos mil pintas de Guinnes
y la hubiera, a los confines
del universo, llevado!

Fatigué
De las llagas del ayer
Y sin nadie a quien querer
Salté desde una cornisa.

No encontré
De Paris a Santander
A ninguna otra mujer
Que besase con la risa.


Mil gracias Marcus por la canción, por las notas arrancadas al piano y por las risas.

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