Lo que no soporto es que no sepan volar

Esta mañana me he sentado muy pronto en el ordenador para redactar un trabajo que ya debería haber hecho para la universidad. Ignatius Reilly ha comenzado a hacer de las suyas en mi cabeza y buscando uno de sus textos que me calientan el corazón he acabado en Paris volando con Oliverio Girondo. [Ayer una amiga me dijo que no se puede ser tan piel, que estas cosas ya se sabe como acaban, mira lo que le pasó a la Maga.] Por azar he acabado en un blog leyendo unos micro-relatos que me han sabido a bomba italiana de chocolate blanco.

En esta sociedad de la propiedad privada no deja de sorprenderme la soberanía compartida de las cosas que tienen la capacidad de apasionarnos. Me pierdo pensando la cantidad de mundos que giran en torno a la misma combinación de sonidos y silencios, pura magia.

Y en la inmensidad de libros que me quedan por vivir, entre ellos uno de Odyseus Elytis.

Madrid... Llévame en tu coche a algún vicio por ahí.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Contigo es más fácil aprender a volar. Y me apunto a uno de esos vicios de los que hablas, en el coche de quien sea...
Patricia ha dicho que…
Belenita totally naughty!!! Tienes razón, ya es hora de comenzar el universitying...

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