Casilla de salida: Addis Abeba

En los años de Instituto, cuando todas mis amigas comenzaban a tener novios y yo no tenía pensaba que a los 23 yo también lo tendría, porque a esa edad todo el mundo está ya en pareja. Cuando llegaron los 23 y seguía sola pensé que sería cuestión de tiempo, ya que entre los veinte y los treinta la gente se empareja y empieza a tomar las grandes decisiones de la vida: compartir casa o comprársela, encontrar un trabajo y hacer planes de futuro.

Según han pasado los años me he dado cuenta de que ese modo de vida, tan clásico en una sociedad patriarcal, y que nos han inculcado desde nuestra más temprana edad a través de la familia, la escuela y todos los estímulos exteriores (medios de comunicación, manifestaciones artísticas, etc.) no se correspondía con la realidad o, al menos, con mi realidad.

¿Quizás esos patrones no sirven para todo el mundo? ¿Será que cada uno finalmente elige, consciente o inconscientemente, el tipo de vida que quiere? ¿Y es posible que esto sea una elección personal y no una imposición más de la realidad que aceptamos deportivamente porque, qué otra alternativa tenemos?

Hace ya mucho tiempo me di cuenta de que, en el fondo, todos estamos muy solos y, salvo muy pocas excepciones, lo único con lo que podemos contar es con nosotros mismos. Desde ese momento, pensé que tenía que ocuparme de llenar mi vida con las cosas que me hacían sentir bien: mi familia, mis verdaderos amigos, la literatura, el cine, la música… esas pequeñas cosas que nos enriquecen como personas y que serían las que al final me quedarían cuando tuviera que enfrentarme a la soledad.

Hoy es mi primer día en Addis Abeba, Etiopía. Y hoy, como otras veces, afronto esa soledad, ese no tener más que a uno mismo, y necesitar sentirse bien tal como somos.

Hoy, el día que comienza mi aventura en este especial país africano y, en la soledad tranquila del recién llegado, me siento a gusto conmigo misma, y me siento preparada para afrontar lo que venga.

Bienvenidos a este viaje que durará un año. Espero que a la par que compartís mi vida vuestra mochila se vaya llenando con las emociones, vivencias, encuentros y desencuentros que desde este lado del mundo os pueda transmitir.

Bienvenidos a la vida de un cooperante en el Cuerno de África. Bienvenidos a mi vida en Etiopía.

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