Mshiu

Ya lo conozco. El ritual de las despedidas, la nostalgia antes de partir, la sensación de estar en casa, en tu ciudad, en tu ambiente. La gente que conforma tu entorno dividiéndose en los que probablemente no vuelvas a ver nunca, los que de repente te encontrarás un día cualquiera –lejano- en otro contexto y te recordarán los buenos tiempos, los que has querido, los que quieres, los que te quieren, los que te llevas dentro, los que te llevan dentro.

Me voy –lo sé porque tengo un billete de avión, las maletas llenas de cosas, preparo paquetes con lo que heredaré a cada uno de mis amigos, hago cenas de despedida, digo adiós, hasta pronto, inshallah - y sin embargo sé que seguiré aquí. Y esa sensación también me es familiar.

Me voy de puntillas, despacito, sin querer irme. Me voy con la boca pequeña.

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